Y así, casi sin darnos cuenta, otro año más nos visita el castañero con sus ricas castañas.
Cada uno, con su euro en la mano, fue a comprar el cartucho de castañas y, juntos, dimos cuenta de ellas.
Algunos no dejaron rastro, otros guardaron un poco para más tarde y también los hubo que decidieron reservarles algunas a sus papás.
¡HASTA EL AÑO QUE VIENE, CASTAÑERO!
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